viernes, 31 de diciembre de 2010

Roland Barthes, De la obra al texto

Roland Barthes, “De la obra al texto”, en El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura, Barcelona, Paidós, 2009.

Es un hecho comprobado que desde hace algunos años se ha operado (o se opera) un cierto cambio en el interior de la idea que nos hacemos  del lenguaje y, en consecuencia, de la obra (literaria) que debe a este mismo lenguaje al menos su existencia fenoménica. Este cambio está evidentemente ligado al desarrollo actual (entre otras disciplinas) de la lingüística, de la antropología, del marxismo y del psicoanálisis (la palabra “ligazón” se utiliza aquí de forma voluntariamente neutra: no se decide una determinación, aunque fuera múltiple y dialéctica). La novedad que tiene incidencia sobre la noción de obra no proviene forzosamente de la renovación interior de cada una de estas disciplinas, sino más bien de su encuentro al nivel de un objeto que por tradición no surge de ninguna de ellas. Diríamos, en efecto, que lo interdisciplinario, de lo que hoy hacemos un valor fuerte de la investigación, no puede realizarse con la simple confrontación de saberes especiales: lo interdisciplinario no es en absoluto reposo: empieza efectivamente (y no por la simple emisión de buenos deseos) cuando la solidaridad de las antiguas disciplinas se deshace, quizás incluso violentamente, a través de las sacudidas de la moda, a favor de un objeto nuevo, de un lenguaje nuevo, que no están, ni el uno ni el otro, en el campo de las ciencias que se tendía apaciblemente a confrontar: precisamente este malestar de clasificación permite diagnosticar una cierta mutación. La mutación que parece recoger la idea de obra no debe, sin embargo, ser sobrevalorada; participa de un deslizamiento epistemológico, más que de un auténtico corte; éste, como se ha dicho a menudo, habría intervenido en el siglo pasado, con la aparición del marxismo y del freudismo; no se habría producido ningún corte posteriormente y podemos decir que, en cierto modo, desde hace cien años estamos en la repetición. Lo que la Historia, nuestra Historia, nos permite hoy es solamente deslizar, variar, sobrepasar, repudiar. Al igual que la ciencia einsteniana obliga a incluir en el objeto estudiado la relatividad de sus señales, por lo mismo la acción conjugada del marxismo, del freudismo y del estructuralismo obliga, en literatura, a relativizar las relaciones del escritor, del lector y del conservador (del crítico. Frente a la obra, noción tradicional, concebida durante mucho tiempo y todavía hoy de una forma, si se nos permite la expresión, newtoniana, se produce la exigencia de un objeto nuevo, obtenido por deslizamiento o derribo de las categorías anteriores. Este objeto es el Texto. Sé que esta palabra está de moda (yo mismo me veo arrastrado a emplearla a menudo), y por tanto es sospechosa para algunos; pero precisamente por ello quisiera de alguna forma recordarme a mí mismo las principales proposiciones en cuya encrucijada se encuentra el Texto ante mis ojos: la palabra “proposición” debe entenderse aquí en un sentido más gramatical que lógico: son enunciaciones, no argumentaciones, “toques”, si así lo prefieren, de los acercamientos que aceptan quedar como metafóricos.  Éstas son las proposiciones: conciernen al método, a los géneros, al signo, al plural, a la filiación, a la lectura, al placer.


1. El texto no debe entenderse como un objeto computable. En vano buscaríamos separar materialmente las obras de los textos. En particular,  no debemos dejarnos arrastrar a decir: la obra es clásica, el texto pertenece  a la vanguardia; no se trata de establecer en nombre de la modernidad un grosero palmarés y declarar  in a algunas producciones literarias y out a otras, por su situación cronológica: puede existir “texto” en una obra muy antigua, y muchos productos contemporáneos no tienen, en absoluto, nada en cuanto texto. La diferencia es la siguiente: la obra es un fragmento de sustancia, ocupa una porción del espacio de los libros (por ejemplo, en una biblioteca). El Texto, por su parte, es un campo metodológico. La oposición podría recordar (pero en ningún caso reproducir palabra por palabra) la distinción propuesta por Lacan: la “realidad” se muestra, lo “real” se demuestra; al igual que la obra se ve (en las librerías, en los ficheros, en los programas de examen), el texto se demuestra, se habla según ciertas reglas (o contra ciertas reglas); la obra se sostiene en la mano, el texto se sostiene en el lenguaje: sólo existe tomado en un discurso (o mejor: es Texto por lo mismo que él lo sabe); el Texto no es la descomposición de la obra; la obra es la  cola imaginaria del Texto. O, todavía más: El Texto sólo se experimenta en un trabajo, una producción. Se deduce de ello que el Texto no puede pararse (por ejemplo en un estante de biblioteca); su movimiento constitutivo es la travesía (puede especialmente atravesar la obra, varias obras).

2. De la misma forma, el Texto no se reduce a la (buena) literatura; no puede ser tomado en el interior de una jerarquía, ni siquiera un recortado de los géneros. Lo que le constituye es, por el contrario (o precisamente) su fuerza de subversión con respecto a las antiguas clasificaciones. ¿Cómo clasificar a Georges Bataille? ¿es este escritor un novelista, un poeta, un ensayista, un economista, un filósofo, un místico? La respuesta es tan poco confortable que se prefiere generalmente olvidar a Bataille en los manuales de literatura; de hecho, Bataille ha escrito textos, o, incluso, siempre un solo y mismo texto. Si el texto presenta problemas de clasificación (por otra parte ésta es una de sus funciones “sociales”), se debe a que implica siempre una cierta experiencia del límite (por adoptar una expresión de Phillippe Sollers). Thibaudet hablaba ya (pero en un sentido muy restringido) de obras-límite (como la Vie de Rance de Chateaubriand, que, efectivamente, se nos aparece hoy como un “texto”): el Texto es lo que se sitúa en el límite de las reglas de la enunciación (la racionalidad, la legibilidad, etc.). Esta idea no es retórica, no recurrimos a ella para hacer algo “heroico”: el Texto intenta situarse muy exactamente detrás del límite de la doxa (la opinión corriente, constitutiva de nuestras sociedades democráticas, ayudada fuertemente por las comunicaciones de masas, ¿no está definida por sus límites, su energía de exclusión, su censura?); tomando la palabra al pie de la letra, se podría decir que el Texto siempre es paradójico.

3. El texto se acerca, se prueba, en relación con el signo. La obra se cierra sobre un significado. Se pueden atribuir a este significado dos modos de significación: o bien se le pretende aparente, y la obra es, en este caso, objeto de una ciencia de lectura, que es la filología; o bien este significado es reputado por secreto, último; hay que buscarlo, y a obra depende entonces de una hermenéutica, de una interpretación (marxista, psicoanalítica, temática, etc.); en suma, la obra funciona ella misma como un signo general y es normal que figure una categoría institucional de la civilización del Signo.
El Texto, por el contrario, practica un retroceso infinito del significado, el texto es dilatorio; su campo es el del significante; el significante no debe ser imaginado como “la primera parte del sentido”, su vestíbulo material, sino, muy al contrario, como su demasiado tarde; igualmente, el  infinito del significante no remite a idea alguna inefable (de significado innombrable), sino a la de  juego; el engendramiento del significante perpetuo (a la manera de un calendario del mismo nombre) en el campo del texto (o, mejor: cuyo texto es el campo) no se produce según una vía  orgánica de maduración, o según una vía hermenéutica de profundización, sino mejor según un movimiento serial de desenganchamientos, de encabalgamientos, de variaciones; la lógica que regula el Texto no es comprensiva (definir “lo que quiere decir” la obra), sino metonímica; el trabajo de las asociaciones, de las contigüidades, de las acumulaciones, coincide con una liberación de la energía simbólica (si le faltara, el hombre moriría); la obra (en el mejor de los casos) es mediocremente simbólica (su simbólica se detiene bruscamente; es decir, se para); el  Texto es  radicalmente simbólico:  una obra cuya naturaleza íntegramente simbólica se concibe, percibe y recibe, es un texto. El Texto, de esta forma, es restituido al lenguaje: como él, está estructurado, pero descentrado, sin clausura (notemos, para responder a  la despectiva sospecha de “moda”, bajo la que se pone algunas veces al estructuralismo, que el privilegio epistemológico reconocido actualmente al lenguaje se apega precisamente al hecho de que en él hemos descubierto una idea paradójica de la estructura: un sistema sin fin ni centro).

4. El Texto es plural. Esto no solamente quiere decir que tiene varios sentidos, sino que realiza el plural mismo del sentido: un plural  irreductible (y no solamente aceptable). El Texto no es coexistencia de sentidos, sin paso, sin travesía: no puede, pues, depender de una interpretación, incluso liberal, sino de una explosión, de una diseminación. El plural del Texto se apega, en efecto, no a la ambigüedad de sus contenidos, sino a lo que podríamos llamar la  pluralidad estereográfica de los significantes que lo tejen (etimológicamente, el texto es un tejido): el lector del Texto podría ser comparado a un sujeto ocioso (que habría distendido en él toda ficción): este sujeto pasaderamente vacío se pasea (esto le ha sucedido al autor de estas líneas y con ello accedió a una idea viva del texto) por el flanco de un valle en cuyo fondo corre un oued (el oued ha sido puesto ahí para atestiguar un determinado cambio de ambiente); lo que percibe es múltiple, irreductible, procedente de sustancias y de planos heterogéneos, despegados: luces, colores, vegetaciones, calor, aire, explosiones tenues de ruidos, suaves gritos de pájaros, voces de niños al otro lado del valle, pasos, gestos, vestidos de habitantes muy cercanos o alejados: todos estos  incidentes son semi-identificables: provienen de códigos conocidos, pero su combinatoria es única, funda el paseo en una diferencia que sólo podrá repetirse como diferencia. Así sucede en el texto: no puede ser él mismo más que en su diferencia (lo que quiere decir: su individualidad); su lectura es semelfactiva (lo que convierte en ilusoria toda ciencia inductiva-deductiva de los textos: no hay “gramática” del texto), y, sin embargo, está tejida completamente con citas, referencias, ecos: lenguajes culturales (¿qué lenguaje no lo  es?), antecedentes o contemporáneos, que lo atraviesan de parte a parte en una vasta estereofonía. Lo intertextual en que está comprendido todo texto, dado que él mismo es el entre-texto de otro texto, no puede confundirse con un origen de texto: buscar las “fuentes”, las “influencias” de una obra, es satisfacer el mito de la filiación; las citas con las que se construye el texto son anónimas, ilocalizables, y, sin embargo, ya leídas: son citas sin comillas. La obra no altera ninguna filosofía monista (ambas, como es sabido, son antagonistas); para esta filosofía, el plural es el Mal. Así, frente a la obra, el texto podría adoptar como lema la palabra del hombre frente a los demonios (Marcos, 5, 9): “Mi nombre es legión, porque somos muchos”. La textura plural o demoníaca que opone el texto a la obra puede implicar modificaciones profundas de lectura, precisamente donde el monologismo parece ser la Ley: algunos de los “textos” de la  Sagrada Escritura, recuperados tradicionalmente por el monismo teológico (histórico o anagógico), se ofrecerán quizás a una disfracción de los sentidos (es decir, finalmente, a una lectura materialista), mientras que la interpretación marxista de la obra, hasta aquí resueltamente monista, podrá materializarse mejor al pluralizarse (en cualquier caso, si lo permiten las “instituciones” marxistas).


5. La obra está comprendida en un proceso de filiación. Se postula una determinación del mundo (de la raza, más tarde de la historia) sobre la obra,  una consecución de las obras entre sí y una apropiación de la obra por su autor. El autor es reputado por padre y propietario de su obra; la ciencia literaria enseña, pues, a respetar el manuscrito y las intenciones declaradas del autor, y la sociedad postula una legalidad de la relación del autor con su obra (es el “derecho de autor”, reciente, a decir verdad, dado que sólo fue realmente legalizado con la Revolución). El Texto se  lee sin la inscripción del Padre. La metáfora del texto se despega, una vez más, aquí, de la metáfora de la obra; ésta remite a la imagen de un organismo que crece por expansión vital, por “desarrollo” (palabra significativamente ambigua: biológica y retórica); la metáfora del Texto es la de la  red; si el Texto se amplía, es por efecto de una combinatoria, de una sistemática (imagen cercana, por otra parte, a los puntos de vista de la biología actual sobre el ser vivo); ningún “respeto” vital se debe, pues, al Texto: no puede ser  roto (por otra parte, es lo que hacía la Edad Media con dos textos, sin embargo, autoritarios: la Sagrada Escritura y Aristóteles); el Texto puede leerse sin la garantía de su padre; la restitución del intertexto elimina, paradójicamente, la herencia.
No significa que el autor no pueda “regresar” al Texto, a su texto; pero, en este caso, lo hace, por así decirlo, a título de invitado; si es novelista, se inscribe en él como uno de sus personajes, dibujados sobre el tapete; su inscripción no es ya privilegiada, sino lúdica: se convierte, por así decirlo, en un autor de papel: su vida ya no es el origen de sus fábulas, sino una fábula concurrente con su obra: hay una reversión de la obra sobre la vida (y no el caso contrario); es la obra de Proust, de Genet, lo que permite leer su vida como un texto: la palabra “biografía” alcanza de nuevo un sentido fuerte, etimológico, y, a la vez, la sinceridad de la enunciación, auténtica “cruz” de la moral literaria, se convierte en falso problema: el yo que escribe el texto no es, tampoco, más que un yo de papel.

6. Ordinariamente, la obra es objeto de un consumo; no hago aquí demagogia alguna al referirme a la cultura llamada de consumo, pero hay que reconocer que hoy, es la “calidad” de la obra (lo que finalmente supone una apreciación de “gusto”) y no la operación misma de lectura lo que puede establecer diferencias entre los libros: la lectura “cultivada” no difiere estructuralmente de la lectura de tren (en los trenes). El Texto (aunque fuera solamente por su frecuente “ilegibilidad”) decanta a la obra de su consumo y la recoge como juego, trabajo, producción, práctica. Ello quiere decir que el Texto exige el intento de abolir (o, al menos, disminuir) la distancia entre la escritura y la lectura, no intensificando la proyección del lector hacia el interior de la obra, sino ligando a ambos en una misma práctica significante. La distancia que separa la lectura de la escritura es histórica. En los tiempos de más acentuada división social (antes de la instauración de las culturas democráticas), leer y escribir eran, igualmente, privilegios de clase: la Retórica, gran código literario de esos tiempos, enseñaba a escribir (incluso si lo que se producía ordinariamente eran discursos, y no textos); es significativo que la llegada de la democracia invirtiera la consigna: aquello de que  se enorgullecía la Escuela (secundaria) era de enseñar a  leer bien, y no a escribir (el sentimiento de esta carencia vuelve, hoy, a estar de moda: se exige al maestro que enseñe al estudiante a “expresarse”: lo que, de alguna forma, es reemplazar una censura por un contrasentido).
De hecho,  leer, en lugar de consumir, no significa  jugar con el texto. “Jugar” debe ser tomado aquí en toda la polisemia del vocablo: el texto mismo juega (como una puerta, como un aparato en el que existe el “juego”); y el lector juega, a su vez, dos veces: juega al Texto (sentido lúdico), busca una práctica que lo re-produzca; pero para que esta práctica no se reduzca a una mímesis pasiva, interior (precisamente es el Texto quien se resiste a esta reducción),  juega el  texto; no hay que olvidar que “jugar” es también un término musical: (1) la historia de la música (como práctica, no como “arte”) es, por otra parte, bastante paralela a la del Texto; hubo una época en la que los aficionados activos eran numerosos (al menos en el interior de una clase determinada); “interpretar” y “escuchar” constituía una actividad poco diferenciada; más tarde aparecieron sucesivamente dos papeles: primero, el de  intérprete, en quien el público burgués (aunque todavía supiera interpretar un poco: ésta es toda la historia del piano) delegaba su interpretación; más tarde el del aficionado (pasivo), que escucha música sin saber interpretarla (al piano, efectivamente, ha sucedido el disco); es sabido que hoy la música post-serial ha trastocado el papel del “intérprete”, a quien se ha pedido ser, de                                          alguna forma, co-autor de la partitura, que él completa, más que “expresarla”. El Texto es, más o menos, una partitura de esta nueva clase: solicita del lector una colaboración práctica. Gran innovación, puesto que, la obra, ¿quién la ejecuta? (Mallarmé se ha planteado la cuestión: quiere que el auditorio  produzca el libro); hoy, sólo el crítico ejecuta la obra (admito el juego de palabras). La reducción de la lectura a un consumo es evidentemente responsable del “aburrimiento” que muchos experimentan ante el texto moderno (“ilegible”), el film o el cuadro de vanguardia: aburrirse quiere decir que no se puede producir el texto, jugarlo, deshacerlo, hacerlo partir.

7. Esto nos lleva a plantear (a proponer) un último acercamiento al Texto: el del placer. No sé si ha existido alguna vez una estética hedonista (los mismos filósofos eudemonistas son raros). Ciertamente, existe un placer de la obra (de algunas obras); puede encantarme leer y releer a Proust, Flaubert, Balzac, e  incluso, por qué no, a Alexandre Dumas; pero este placer, por vivo que sea, e incluso aunque estuviera desprovisto de todo prejuicio, queda parcialmente (salvo un esfuerzo crítico excepcional) como un placer de consumo; puesto que si puedo leer a estos autores, sé también que no puedo  re-escribirlos (que no es posible escribir hoy de esta forma); y este saber, bastante triste, es suficiente para separarme de la producción de estas obras, en el mismo momento en que su alejamiento funda mi modernidad (ser moderno, ¿no es conocer realmente aquello que no podemos reemprender?). El Texto está ligado al goce, es decir, al placer sin separación. Orden del significante, el Texto participa, a su manera, de una utopía social; antes que la Historia (suponiendo que ésta no escoja la barbarie), el
Texto lleva a cabo, si no la transparencia de las relaciones sociales, al menos las de las relaciones de lenguaje: es el espacio en el que ningún lenguaje corta el camino a otro, en el que circulan los lenguajes (manteniendo el sentido circular del vocablo).
Estas pocas proposiciones no constituyen forzosamente las articulaciones de una Teoría del Texto. Esto no afecta únicamente a las insuficiencias del presentador (que, por otra parte, se ha limitado, en muchos puntos, a recoger lo que buscan  junto a él).
Esto afecta al hecho de que una Teoría del Texto no puede satisfacerse con una exposición meta-lingüística: la destrucción del meta-lenguaje, o, al menos (puesto que puede resultar preciso recurrir provisionalmente a él), su puesta en sospecha, forman parte de la teoría misma: el discurso sobre el Texto no debería ser, a su vez, más que texto, búsqueda, trabajo de texto, dado que el Texto es este espacio social que no deja ningún lenguaje al abrigo del exterior, ni a ningún sujeto de la enunciación en situación de juez, de dueño, de confesor, de descifrador: la teoría del Texto no puede coincidir más que con una práctica de la escritura.

1971

(1). Aquí, Barthes utiliza las palabras jeu, jouer, en el doble sentido que tienen en francés: jugar e interpretar (tocar, ejecutar una obra, representar un papel dramático). A un mismo vocablo francés corresponden, pues, dos vocablos castellanos (N. del T.).


A continuación dejamos un cuestionario-guía para trabajar sobre el texto.

1-¿Cuál es el nuevo horizonte de las ciencias sociales que alimenta la noción de texto?
2-¿Qué quiere decir que el texto:
a-no debe entenderse como un objeto computable,
b-es una producción,
c-no se reduce a la buena literatura,
d-intenta colocarse más allá de la doxa,
e-se encuentra en relación con el signo, no con el significado,
f-es plural,
g-es intertexto,
h-se lee sin la inscripción en la ley del Padre,
i-es juego,
j-es una partituta de una nueva clase,
k-es un campo opreativo,
l-es del orden del goce?



Georg Lukács, "¿Narrar o describir?" y "¿Franz Kafka o Thomas Mann?"

El filósofo húngaro Georg Lukács nació en Budapest en 1885 y murió en esa misma ciudad en 1971. Sus escritos abordan los problemas de la cultura y del arte desde una perspectiva inicialmente hegeliana y un poco más tarde decididamente marxista. Entre sus obras se cuentan verdaderos clásicos del siglo veinte como Historia y conciencia de clase (1923) y Teoría de la novela (1916).


La traducción de dos de sus artículos más leídos y debatidos, "¿Narrar o describir?" y "¿Franz Kafka o Thomas Mann?", se encuentra en  Problemas del realismo  (México, FCE, 1966). El primero de ellos se ofrece para bajar y leer libremente en formato PDF aquí y el segundo aquí.

Se adjunta a continuación un cuestionario-guía con la meta de orientar la lectura hacia los conceptos centrales de "¿Narrar o describir?":

01-¿Con qué objetivo compara Georg Lukács las escenas de carreras pertenecientes a las novelas Naná de Emile Zola y Ana Kareninna de León Tolstoi? ¿A qué se refiere cuando habla de “dos métodos distintos de plasmación”?
02-¿Con qué objetivo compara las escenas del teatro pertenecientes a las novelas Naná y Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac? ¿A qué se refiere cuando habla de “integridad monográfica, objetiva” en relación a Zola, que falta en Balzac?
03--¿Con qué objetivo compara las escenas de festividad las novelas Madame Bovary de Gustave Flaubert y Vieja mortalidad de Walter Scott? ¿A qué se refiere cuando dice que Flaubert de “sólo describe el escenario”, que lo hace de manera “casual”? ¿Cuál es la diferencia con la descripción de Scott?
04-“En mi obra se da la hipertrofia del detalle verdadero. Del trampolín de la observación exacta vuela hasta las estrellas. La verdad se eleva de un solo golpe a la categoría de símbolo.” ¿Con que intención subraya Lukács esta afirmación de Zola y la relaciona con la comparación de Naná con una mosca de oro en el contexto del París de 1870?
05-Desarrolle la siguiente frase lukacsiana: “El contraste entre contemplar y convivir no es casual. Proviene de la posición básica del escritor. Y más concretamente de su actitud frente a la vida, frente a los grandes problemas de la sociedad”.
06-Explique cuál es la génesis de la técnica de la descripción según pauta Lukács a partir de sus observaciones a La cartuja de Parma de Stendhal.
07-“Los nuevos estilos y las nuevas modalidades de exposición no surgen nunca de una dialéctica inmanente de las formas artísticas, aunque arranquen siempre de las formas y los estilos anteriores. Todo nuevo estilo surge con necesidad social-histórica de la vida, es el producto necesario de la evolución social.” Confronte esta aseveración de Lukács para explicar el surgimiento de la descripción moderna con los modos de percibir la historia del arte por los otros teóricos ya vistos.
08-“Convivir y observar constituyen comportamientos socialmente necesarios de los escritores de dos períodos del capitalismo, y la narración y la descripción son los dos métodos de exposición fundamentales de estos períodos.” ¿Con qué períodos establece Lukács la relación mencionada? Recuerde la filiación marxista de este pensador para elaborar la respuesta.
09-¿Cuál es la distinción que establece Lukács entre aquella que denomina “sociología vulgar” y una sociología marxista?
10-¿Con qué finalidad cita Lukács la observación de Flaubert desaprobatoria sobre su propia obra, La educación sentimental, puesto que “es demasiado verídica”, carece de “la falsedad de la perspectiva”? ¿Cómo podría definirse esta perspectiva?
11-¿Cuál es el criterio de “verdad” que Lukács define y de qué manera se proyecta sobre su caracterización de la literatura? ¿Puede relacionarse también con la noción de “personaje”? ¿Cómo significa entender al personaje sobre la base de sus “rasgos humanos típicos”?
12-¿Cuál es el “error” fundamental, en definitiva, en que habría incurrido la literatura de “la observación y la descripción”  la segunda mitad del siglo diecinueve europeo? De acuerdo al razonamiento de Lukács, ¿es mejor Balzac o Flaubert? ¿Por qué?
13-Desarrolle la siguiente afirmación: “La narración articula, la descripción nivela”: ¿Las consecuencias que de ella se obtienen son estéticas, morales o políticas?
14-¿Cuál es la importancia que Lukács otorga al final del relato? ¿Tiene este tipo de clausura relación formal con el narrador omnisciente? ¿Cuál es el modelo literario que Lukács tiene en su mente como expresión del “gran arte”? Explicar.
15-En un cierto momento, hacia el final de su ensayo, Lukács menciona la indignación de Karl Marx frente a la “enajenación del individuo bajo el capitalismo” y enfatiza que el autor de El capital no se refería únicamente a los trabajadores. ¿Cuál es el sentido de esta observación y sus consecuencias?


A continuación algunas consignas orientadoras para la lectura de “¿Franz Kafka o Thomas Mann?”:

●¿Quién es Georg Lukács?
●¿Por qué los criterios formales no sirven para distinguir entre realismo y antirrealismo? ¿Hay una distinción clara entre uno y otro? ¿Por qué?
●¿De qué modo diferente toman la dimensión del tiempo realistas y vanguardistas?
●¿En qué consiste y cuál es la importancia de la noción de “perspectiva” para Lukács?
●¿Cuál es la perspectiva adecuada “para nuestros días”? ¿Por qué?
●¿Qué quiere decir que el '¿a dónde?' determina el contenido de la obra?
●¿A qué llama Lukács “lo típico”? ¿Cuál es la relación entre tipo y perspectiva?
●¿Qué quiere decir que la literatura vanguardista contemporánea ha “deshumanizado” la idea de lo típico?
●¿Con qué objetivo recoge Lukács las observaciones de Albert Camus que relacionan la literatura de León Tolstoi con el teatro y la de Fiodor Dostoievsky con el cine?
●¿En qué sentido reclama Lukács a los escritores contemporáneos la necesidad de considerar una perspectiva socialista? ¿Se trata de impulsar una toma de posición política?
●¿Por qué indica que el realismo del siglo XIX siempre tuvo un carácter utópico?
●¿Cualés son las consecuencias de la afirmación luckasiana: “en toda exteriorización literaria surge necesariamente cierta universalización”?
●Explicar la aseveración: “el método de nuestro análisis se apoya además en la investigación de las relaciones mutuas entre visión del mundo y representación literaria”.
●Explicar brevemente cuál es la valoración que Lukács realiza de la literatura de Franz Kafka.
●Explicar brevemente cuál es la valoración que Lukács realiza de la literatura de Thomas Mann.


Raymond Williams, Marxismo y literatura

El británico Raymond Williams (1921-1988) es uno de los teóricos de la cultura de origen marxista más importantes de la segunda mitad del siglo veinte. Se lo considera parte del llamado Círculo de Birmingham. Entre sus obras más imrportantes dedicada a los estudios literarios se encuentra Marxism and Literature (London-New York, Oxford University Press, 1977), que fue traducido por la editorial española Península en 1980.


De ese volumen la materia ha seleccionado como lectura obligatoria dos capítulos pertenecientes a segunda parte, Teoría cultural: el 7, “Tradiciones, instituciones y formaciones”, y el 8, “Dominante, residual y emergente”. En la dirección de Internet que se copia a continuación se ofrece Marxismo y literatura escaneado de manera completa para su lectura gratuita:

El clásico ensayo El campo y la ciudad (Barcelona, Paidós, 2001 -1973-, con un prólogo a la traducción castellana de Beatriz Sarlo) puede encontrarse completo aquí..

Gilles Deleuze y Félix Guattari, "Rizoma", G. Deleuze, "La literatura y la vida"


Gilles Deleuze (Francia, 1925-1995) es un filósofo que muchos especialistas consideran “inclasificable” mientras que otros lo consideran una figura central de la corriente denominada “posestructuralista”. La lógica del sentido, de 1969, es uno de sus textos más importantes. También han tenido gran repercusión las obras que escribió junto al “no” psiquiatra Félix Guattari -se los puede ver juntos en la foto que acompaña- , como  El Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia (1972) y  Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia II (1980).
Se ha vuelto famosa la introducción ha este segundo volumen conjunto, que lleva por nombre Rizoma y puede leerse aquí.



En el breve La literatura y la vida (Córdoba, Alción, 1996, traducción de Silvio Matón) Deleuze, en forma sintética y a través de diversos ejemplos, da cuenta de algunos de los conceptos centrales de su teoría, como “devenir” y “literatura menor”. Se encuentra aquí. El cuestionario que se adjunta pretende aportar una guía para su lectura.


01-Puesto que Gilles Deleuze lo utiliza tan abundantemente, defina que entiende el autor por devenir.
02-Aunque no haya leído alguna de sus decenas de obras -como El atestado, La guerra, El diluvio o Haï-, busque información acerca de Jean-Marie Gustave Le Clézio y establezca alguna conjetura acerca del por qué del gusto de Deleuze.
03-¿Se puede establecer alguna relación entre la noción deleuziana del devenir aplicada a la literatura y el concepto de texto que utiliza Roland Barthes? Explique.
04-¿Qué uso hace Deleuze de la noción de “forma” en relación a la obra de arte? Compárela con el modo que utilizan ese concepto otros autores y corrientes.
05-“Toda escritura comporta un atletismo.” La afirmación es una metáfora; explique con qué finalidad la utiliza el autor.
06-“Las dos primeras personas no sirven de condición para la enunciación literaria; la literatura sólo empieza cuando nace en nuestro interior una tercera persona que nos desposee del poder de decir Yo.” Relacione la frase con las consideración propias de la teoría literaria de los formalistas rusos y el estructuralismo.
07-“No forzosamente el escritor cuenta con una salud de hierro (se produciría en este caso la misma ambigüedad que con el atletismo), pero goza de una irresistible salud pequeñita producto de lo que ha visto y oído de las cosas demasiado grandes para él, demasiado fuertes para él, irrespirables, cuya sucesión le agota, y que le otorgan no obstante unos devenires que una salud de hierro y dominante haría imposibles.” “La salud como literatura, como escritura, consiste en inventar un pueblo que falta. Es propio de la función fabuladora inventar un pueblo. No escribimos con los recuerdos propios, salvo que pretendamos convertirlos en el origen o el destino colectivos de un pueblo venidero todavía sepultado bajo sus traiciones y renuncias.”  ¿Se puede relacionar estas frases con las ideas de Theodor Adorno en “El artista como lugarteniente”?
08-¿Cómo se explica la preferencia de Deleuze por la literatura norteamericana?
09-“Un pueblo en el que bastardo ya no designa un estado familiar, sino el proceso o la deriva de las razas.” “La literatura es delirio, pero el delirio no es asunto del padre-madre: no hay delirio que no pase por los pueblos, las razas y las tribus, y que no asedie a la historia universal. Todo delirio es histórico-mundial.” ¿Pueden relacionarse estas afirmaciones con la visión de la cultura que tiene Mijail Bajtín? ¿Qué diferencias podrían establecerse?
10-Comente el epígrafe del escrito de Deleuze que luego se retoma en el cuerpo del texto.
11-En diversos momentos del ensayo Deleuze subraya la noción de “sintaxis” y no de “palabra” o “signo”. Explique por qué. ¿Puede establecerse alguna relación el texto de Jacques Derrida “La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias sociales”.
12-¿Cuáles son los dos aspectos (procesos) paralelos de la literatura que se destacan?
13-“Para escribir, tal vez haga falta que la lengua materna sea odiosa.”  ¿Cree que a Victor Sklovsky le hubiera gustado leer este enunciado? Explicar.
14-“¿Quién habla de escribir? El escritor no, lo que le preocupa a él es otra cosa. Si consideramos estos criterios, vemos que, entre aquellos que hacen libros con pretensiones literarias, incluso entre los locos, muy pocos pueden llamarse escritores.” Comente esta frase final que funciona como una suerte de conclusión obligada o “moraleja” del escrito.
15-Realice un juicio acerca del estilo de “La literatura y la vida” (repare en frases como “La lengua ha de esforzarse…”,  “Escribir no es…” ). 


Michel Foucault, "¿Qué es un autor?"


Michel Foucault nació en Francia en 1926 y en ese mismo país murió en 1984. Fue un filósofo e historiador de las ideas cuyo trabajo tuvo una fuerte repercusión en las ciencias sociales y las humanidades de las últimas décadas. Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas, de 1966, y La arqueología del saber, de 1968, son algunas de sus obras que alcanzaron mayor repercusión en el ámbito de los estudios estéticos y sobre literatura.


En 1969 brindó una conferencia en la Sociedad Francesa de Filosofía bajo el título de “¿Qué es un autor?”, que con el tiempo se convirtió en una obra de referencia. Aquí puede leerse la versión castellana distribuida por la revista Litoral (Córdoba, 1998).

Cuestionario guía:

¿Quién es Michel Foucault?
¿Cuáles son las características generales de este texto? ¿Se puede calificar como “polémico”? ¿Por qué?
De acuerdo con el autor, ¿cuál es el “principio ético” fundamental de la crítica contemporánea?
¿Qué se entiende por “tema de la expresión”? ¿Cómo se explica su decadencia?
¿Por qué puede establecerse una relación entre cultura, escritura y muerte?
Describir la problemática que rodea la noción de “obra”.
Describir la problemática que establece el “nombre del autor”? ¿Cuáles son sus funciones?
Explicar el quiasmo entre discursos que, de acuerdo con Foucault, se produjo entre los siglos XVII y XVIII.
¿Con qué objetivo cita Foucault a San Jerónimo? ¿Cuál es la importancia que encuentra en su “método”?
Explicar el concepto “función autor”. ¿Cuál es su sentido histórico?
Explicar y ejemplificar la noción de “instauradores o fundadores de discursividad”. ¿Ferdinand de Sausure se encuentra entre ellos? ¿Por qué?
Detallar qué elementos toma Foucault de la teoría de la enunciación y de la teoría de los actos de habla.
Enlistar los principales puntos del debate que sigue al texto de “¿Qué es un autor?”. Describir la crítica que Lucien Goldmann realiza a las ideas foucaultianas -a las que identifica con el estructuralismo- y la intervención de Jacques Lacan.


Jacques Derrida, ”La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas”


Padre de la llamada “teoría de la deconstrucción”, Jacques Derrida nació en la Argelia francesa en 1930 y murió en París en el 2004. En 1967 dio a conocer un libro clave para el desarrollo de la corriente posestructuralista: De la gramatología, obra en la que está cifrado buena parte de su pensamiento filosófico.


"La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas” es uno de los artículos más célebres y el cual, de alguna manera, se constituyó en una suerte de carta de presentación del desconstruccionismo. Se trata de un conferencia pronunciada en el College international de la Universidad Johns Hopkins, Baltimore, sobre «Los lenguajes críticos y las ciencias del hombre», el 21 de octubre de 1966, que más tarde fue recogido como uno de los capítulos de La escritura y la diferencia (Barcelona, Anthropos,1989). Su versión digital en castellano, así como el original en francés, pueden leerse aquí. El cuestionario que se adjunta pretende aportar una guía para su lectura.

01-¿Cuál es el “acontecimiento” en la historia del concepto de estructura que señala Jacques Derrida? ¿Qué relación se establece entre “estructura” y episteme?
02-De acuerdo con la persistencia del concepto en Occidente, ¿cuál es la relación entre “estructura” y “juego”? ¿Y cuál la que se establece entre “juego” y “angustia”?
03-¿A qué llama Derrida “centro”? ¿Se trata de una figura o idea única que ha persistido a través de los siglos? Si no es así, ¿en qué consiste su perduración?
04-¿Por qué de alguna manera para Derrida se mezclan arkhé (origen) y telos (fin)?
05-¿Qué importancia adquiere para Derrida la noción de “repetición”?
06-“La ausencia de significado trascendental extiende hasta el infinito el campo y el juego de la significación.” Comente la afirmación y relaciónela con la idea de “discurso” y la de “producción”.
07-“No tiene ningún sentido prescindir de los conceptos de la metafísica para hacer estremecer a la metafísica; no disponemos de ningún lenguaje -de ninguna sintaxis y de ningún léxico- que sea ajeno a esta historia.” En esta frase de algún modo está encerrada la teoría de la deconstrucción. Trata de explicar cuáles son sus presupuestos básicos.
08-Ejemplifique la respuesta del ítem anterior con el concepto de “signo”. ¿De qué manera se involucran esos “problemas de economía y de estrategia” que menciona Derrida?
09-“La cualidad y la fecundidad de un discurso se miden quizás por el rigor crítico con el que se piense esa relación con la historia de la metafísica y con los conceptos heredados. De lo que ahí se trata es de una relación crítica con el lenguaje de las ciencias humanas y de una responsabilidad crítica del discurso.” Comente este afirmación.
10-¿Cuál es el “escándalo” con que se topa el antropólogo Cláude Lévi-Strauss y por qué lo cita Derrida?
11-¿De qué manera se yuxtaponen “bricolage” y “crítica literaria”
12-¿Se puede establecer una relación entre las ideas de Derrida y la consideración del texto como un “campo operativo” en los términos de Roland Barthes?
13-Explique la distinción ingeniero/bricoleur.
14-¿Qué lecciones extrae Derrida de las características del mito que establecidas por Lévi-Strauss?
15-Explicar cuáles son las “dos interpretaciones de la interpretación -que son absolutamente inconciliables incluso si las vivimos simultáneamente y las conciliamos en una oscura economía- (que) se reparten el campo de lo que se llama, de manera tan problemática, las ciencias humanas”. ¿Qué posición adoptas Derrida frente a esas dos caminos posibles?



Walter Benjamin, "El autor como productor" y "El arte en la época de su reproductibilidad técnica"

Walter Benjamin nació en Berlín en 1892 y murió en Portbou en 1940, mientras intentaba escapar de las tropas de ocupación nacional-socialistas. Fue colaborador cercano de la llamada Escuela de Frankfurt a la que nunca estuvo directamente asociado, aun cuando recibió financiamiento de esta institución que estaba bajo la dirección de Theodor Adorno y Max Horkheimer.  Son célebres sus traducciones al alemán de Marcel Proust y Charles Baudelaire, y su ensayo “La labor del traductor” es uno de los textos teóricos más célebres y respetados sobre el quehacer de la traducción.
Benjamin -quien supo escribir también con los seudónimos Benedix Schönflies y Detlef Holz- presentó originalmente “El autor como productor” como ponencia en el Instituto para el estudio del fascismo, el 27 de abril de 1934 en la ciudad de París. Puede leerse aquí.


A continuación dejamos un cuestionario-guía para trabajar sobre el texto.

1-¿Cuáles son las condiciones de enunciación originales de este breve ensayo?
2-Explicar con qué intención cita Walter Benjamin la expulsión de los poetas de la República según propugnara Platón.
3-¿Se trata de un texto polémico? Si es así, especificar el contendiente al que Benjamin enfrenta y de qué manera lo hace.
4-¿Por qué no puede establecerse una relación directa y mecánica entre tendencia y calidad estética?
5-¿Sobre qué aspectos suele detener se la izquierda “tradicional” alegando un enfoque materialista? ¿Benjamin propone alejarse del análisis materialista o lo que concibe de otro modo? Explicar.
6-¿Por qué se juzga estéril la distinción forma/contenido? ¿Cómo propone Benjamin superarla?
7-¿Se puede afirmar que Benjamin busca un arte que transforme la perspectiva del lector clásico? Desarrollar.
8-Comentar la siguiente frase: “Ahora quisiera contentarme con indicar la distinción decisiva entre el mero abastecimiento del aparato de producción y su modificación”.
9-Explicar por qué y con qué objetivo menciona Benjamin al teatro épico de Bertolt Brecht. ¿A qué modelo de teatro se enfrenta Brecht y cómo lo hace? ¿Cuál es el concepto central elaborado por Brecht que Benjamin resalta? ¿Por qué?
10-¿Puede establecerse una relación entre los recursos brechtianos y la teoría de la literatura de los formalistas rusos?
11-Explicar con qué finalidad Benjamin cita como ejemplo al periódico moderno? ¿Qué ocurre con la fotografía y la música?
12-Benjamin afirma: “No hay mejor punto de arranque para el pensamiento que la risa”. ¿Puede establecerse una relación entre esta aseveración y las ideas estéticas de Mijail Bajtín
13-Benjamin afirma: “La solidaridad del especialista con el proletariado no puede ser sino mediada”. ¿Puede establecerse una relación entre esta aseveración y las ideas que vuelca Theodor Adorno en “El artista como lugarteniente”?
14-Explicar por qué y para qué aparecen a lo largo del texto varias menciones acerca de la “espiritualidad” del arte y de los artistas.
15-¿Qué importancia otorga Benjamin al procedimiento del montaje?


Dos años más tarde dio a conocer uno de sus ensayos más comentados y citados: “El arte en la época de su reproductibilidad técnica”, que puede leerse aquí.